Edición genética: ¿una cura real para las enfermedades?
Una pregunta simple con una respuesta compleja.
Como científica que ha utilizado la edición genética para corregir la ceguera en ratas, reconozco su enorme potencial. Sin embargo, aún estamos lejos de “curar por completo” las enfermedades humanas. Aunque la tecnología de edición genética ha avanzado considerablemente—gracias en parte a científicas como Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, ganadoras del Premio Nobel por el desarrollo de CRISPR-Cas9—todavía enfrentamos grandes desafíos.
El principal obstáculo radica en aplicar los experimentos exitosos del laboratorio a tratamientos en el mundo real. En entornos controlados, como la edición de genes en células aisladas, podemos lograr una “cura”. Pero replicar ese éxito en un organismo vivo es mucho más complejo. Corregir genes específicos en células dentro de todo un cuerpo sigue siendo una tarea extremadamente difícil.
Muchos de los avances en edición genética aún se encuentran en la etapa de "prueba de concepto"; es decir, se ha demostrado que algo es posible, pero aún no está listo para su uso clínico. Pasar de cultivos celulares a modelos animales vivos requiere años de perfeccionamiento, ya que los sistemas biológicos presentan interacciones impredecibles. Aunque la edición genética ofrece esperanza, transformarla en tratamientos seguros y eficaces para humanos toma tiempo.

Edición genética y enfermedades del corazón: ¿una solución real?
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Aunque las tecnologías de edición genética han revolucionado la medicina, no reducirán significativamente estas tasas de mortalidad.
¿Por qué?
Para que la edición genética pueda curar una enfermedad, la causa subyacente debe ser genética. Sin embargo, aproximadamente el 85 % de las enfermedades cardíacas mortales no tienen un origen genético. La mayoría de las enfermedades cardiovasculares se deben a factores como la aterosclerosis (arterias bloqueadas), que suele estar relacionada con la obesidad, una alimentación poco saludable o ciertos hábitos de vida—no con genes defectuosos. En estos casos, la edición genética ofrece poca ayuda.
Solo un pequeño grupo de enfermedades cardíacas tiene un origen genético, lo que significa que muy pocos casos podrían tratarse con edición genética en el futuro. Aunque esta tecnología tiene un gran potencial en muchos campos, no es una cura universal para las enfermedades del corazón.
