¿Quién soy?

Mi nombre es Reyna y soy científica con una profunda pasión por el autoaprendizaje y la educación. Siempre me ha atraído explorar temas más allá de mi área de especialización, impulsada por el simple placer de adquirir nuevos conocimientos. Esta curiosidad innata fue, en última instancia, la que me condujo hacia una carrera en la ciencia.
Paradójicamente, nunca disfruté de la educación tradicional. Siempre he concebido el aprendizaje como una actividad motivada por el interés genuino, más que por la obligación. Aunque la ciencia sigue siendo mi principal pasión, no es la única. Para mí, la pasión es una fuerza que impulsa a la acción, sin importar las circunstancias. La ciencia representa una herramienta poderosa para entrenar la mente, identificar patrones y aplicar el conocimiento con miras al progreso. Además, me permite comprender cada vez más la complejidad de la vida, ofreciéndome momentos de descubrimiento que valoro profundamente.
Mi decisión de estudiar biología nació de una profunda admiración por las plantas. Recuerdo con gran claridad mi primera visita a un invernadero en la Ciudad de México, donde experimenté una sensación de paz y plenitud difícil de describir. Incluso hoy en día, esos espacios me ofrecen un refugio donde puedo desconectarme temporalmente de las preocupaciones externas.
Más allá de la ciencia, también me interesa el arte, especialmente el dibujo y la pintura. No me considero una entusiasta de la moda ni una feminista tradicional, sino más bien una mujer que valora a las mujeres: nuestra belleza y fortaleza inherentes. Creo firmemente que cada mujer posee un brillo único, el cual puede potenciarse aún más dando un toque de color!💄

A lo largo de mi trayectoria académica y profesional, he sido testigo de una disminución significativa en la participación de mujeres en las ciencias. Como mujer, reconozco los desafíos y sacrificios que implica seguir este camino. Sin embargo, como científica, estoy convencida de que la verdadera equidad de género radica en reconocer y valorar nuestras diferencias. Dentro de esas diferencias reside un enorme potencial que debe ser cultivado y apoyado.
Uno de mis principales objetivos en la actualidad es hacer que el conocimiento científico sea más accesible, tanto para las mujeres que aspiran a integrarse en este ámbito como para cualquier persona con un interés genuino por la ciencia. Promoviendo la comprensión y la inclusión, espero contribuir a un futuro en el que la ciencia sea no solo un camino hacia el descubrimiento, sino también un espacio donde prosperen diversas perspectivas.
Empoderando a las mujeres en ciencias

Las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas necesitan más mujeres en puestos de liderazgo. Aunque ha habido avances, las mujeres siguen estando poco representadas en el sector científico. Algunas personas dicen que esto se debe a decisiones personales, pero ¿es realmente así?
Yo comencé mi camino en la ciencia antes de 2014, con muchas ganas y rodeada de un grupo inspirador de jóvenes mujeres. En la Facultad de Ciencias, me impresionaba la inteligencia y pasión de mis compañeras. En algunos cursos, ellas representaban entre el 60% y el 80% del alumnado. Sin embargo, con el tiempo, ese número fue disminuyendo. Al final de la carrera, apenas llegábamos a estar en equilibrio, y aún menos mujeres lograban titularse o continuar una carrera científica a largo plazo.
Tuve la suerte de conocer a mi modelo a seguir desde el inicio: la Dra. Herminia Pasantes-Ordoñez, quien fue mi asesora de tesis en licenciatura y mi doctorado. Más que una mentora, ella me demostró que ser una gran científica y vivir plenamente como mujer no eran cosas opuestas. Gracias a su ejemplo, seguí mi doctorado con confianza, rodeada de mujeres brillantes en su laboratorio. En ese momento, creía firmemente en un futuro donde las mujeres en ciencia prosperarían.
Pero después del doctorado, la realidad fue otra. En el ámbito posdoctoral, a menudo era de las pocas mujeres en el equipo—menos del 15% en muchos casos. Esto no solo pasaba en mi institución, era algo común en todo el mundo. La mayoría de los artículos en revistas científicas importantes eran liderados por equipos formados mayormente por hombres. Al hablar con colegas, muchas mujeres mencionaban que las responsabilidades familiares eran la razón principal para dejar la ciencia.
Ser madre y priorizar a la familia es una decisión valiosa, pero no debería significar renunciar a una carrera científica. Muchos hombres también tienen familia y siguen con sus trabajos. Entonces, ¿por qué debe ser distinto para nosotras? La Dra. Pasantes lo logró, incluso en una época mucho más difícil. El verdadero problema es que faltan modelos visibles—mujeres que inspiren y orienten a otras para combinar sus metas personales y profesionales. Esta falta de referentes no solo afecta a las mujeres, también influye en cómo todos, incluidos los hombres, imaginamos lo que es posible.
El cambio empieza con acciones. Nosotras, como mujeres en ciencia, debemos alzar la voz, apoyarnos y convertirnos en los ejemplos que las nuevas generaciones necesitan. El camino no es fácil, pero unidas podemos lograr un cambio real y duradero.

You may also like

Back to Top